Bomberman World [Pixelbits]
Tras dos intentos Hudsoft dió en el clavo con la franquicia que los encumbraría. La primera intentoma sería con Eric and the floaters (1983), el desaparecido padre espiritual de Bomberman (1987). Pero sería con este segundo con el que Hudsoft alcanzaría la Gloria. Esta segunda venida, y rompiendo el mito de no ser profeta en tu tierra, tuvo un exito instantáneo en Japón. Varios juegos lanzados al mercado y el futuro del personaje se presentaba como una auténtica mina de oro; en 1991 Hudsoft prestó su licencia al estudio Irem con el fin de reiniciar la saga, una nueva subsaga que en Europa se conocería como «generación Dyna Blaster».
Botellas de plástico vacías, ácido nítrico -o agente nitrante- y papel de aluminio es lo único necesario para recrear un estallido similar al de Bomberman World. Los compuestos y componentes idóneos que gracias a una química de bajo alcance hace entretener al locuelo adolescente en busca de explorar nuevas experiencias y en definitiva, vivir al límite cada momento de su existencia. Para tener un buen manejo de la materia, no es suficiente con saber la composición artefacto explosivo, si no mantener el alcance, conocer su intensidad y colocarlo en el sitio justo. Sin levantar sospechas, una vez accionado, tenderemos la trampa a nuestros adversarios, bien cerca de la detonación, sin despeinarnos lo más mínimo y ganar un punto extra respecto a los demás. Es una batalla de bombas en cada nivel, en cada pantalla; sólo gana el mejor de este título porque el combate guarda el símil con la obra de Koushun Takami, el texto de Battle Royale (Ohta Shuppan, 1999), en el cual está permitido el juego fulminante, vil y rastrero.
En ese cóctel de estrépito y pólvora Bomberman World (o New Dyna Blaster – Global Quest en Europa), se consolida como un tour por todo el mundo del zapador y artificiero más enigmático de la historia de los videojuegos. Un recorrido internacional con billete de ida a países recónditos de La Tierra, a cuestas de un gran arsenal explosivo, de la misma manera que una estrella del rock se cuelga su guitarra a la espalda. Ha sonado el primer estruendo, comienza la caza de monstruos.
Pixelbits es una sección destinada a recomendar, de forma breve y concisa, clásicos del arcade que en su día se pudieron disfrutar en los salones, y a los que aún hoy vale la pena darles una oportunidad.
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