Blood & Magic
El camino de los juegos de Advanced Dungeons and Dragons es tortuoso. Muchos recordaréis sagas gloriosas como Baldur’s Gate, o arcades maravillosos como Shadow Over Mystara, pero quien tenga unos añitos o haya indagado en el mundo de los videojuegos tendrá constancia de la otra faceta de esta franquicia. Juegos tan técnicos y lentos que sólo el mayor fanático de las historias de espada y brujería tendria la osadía de saborear. De hecho, casi ninguno transcurría en tiempo real, y hasta nuestros días sólo ha aparecido un juego de estrategia en tiempo real basado en el mundo de Gary Gygax. Blood & Magic , de 1996, concretamente nos lleva al escenario de campaña de los Reinos Olvidados, el favorito de la mayoría de la gente, hogar de personajes como el sabio Elminster o el astuto Drizzt Do’Urden.
La historia nos lleva al extremo este de los Reinos, a un reino fracturado gobernado por la Forja de Sangre, de donde mana el poder de los poderosos magos que allí moran. Allí dispondremos de cinco campañas, cada una con su historia y dos magos que enfrentan sus ejércitos el uno contra el otro. Cada una cuenta con tres batallas, narradas en verso por diversos dobladores, con diversas misiones que muchas de las veces no se limitan a arrasar con la base enemiga. Que para el caso y como contaremos más adelante, no hay.
El elemento central de Blood & Magic es la Forja de Sangre (Bloodforge), un artefacto místico que es el centro de poder de los magos y el creador de sus ejércitos. O mejor dicho de los gólems elementales (basal golems), la unidad base que compone tus tropas. Éste es RTS en que no se construyen bases ni se recogen recursos: En su lugar, los gólems elementales, polimorfados en un obelisco de piedra, son capaces de canalizar el maná hacia la Forga de Sangre, que el mago usará para dotar de poderes mágicos a sus vasallos, transformar a sus gólems en criaturas más poderosas o crear nuevos gólems.
Estamos ante un RTS que intenta innovar en el aspecto jugable, tomando como clara referencia Warcraft: Orcs and Humans y el vetusto Dune 2: Building of a Dinasty. Lógicamente el aspecto más novedoso es el que no haya recolección de recursos o construcción de bases (más allá de unas pequeñas murallas no dan mucha guerra). ¿Cómo se suple esto? Pues como ya hemos comentado, los gólems elementales recogen el maná y nos lo transfieren a nuestra Forja. Estos gólems también pueden reunirse en un emplazamiento místico, pudiendo construir diferentes edificaciones que nos permiten transformar los gólems en criaturas más poderosas.
El número de criaturas que existe es suficientemente amplio para ofrecer una rica variedad táctica al juego, contando con algunas con poderes específicos, que dañan a según qué tipo de criaturas u otras que tienen un hechizo específico, et cétera. Pero no todas las criaturas están disponibles al principio, sino que deben ir siendo «investigadas» mediante puntos de experiencia. De una comparativamente débil gárgola a una tenebrosa aparición, tienen un determinado coste de puntos, los cuales ganaremos a base de destruir criaturas enemigas o realizando diversas acciones durante el juego.
Como casi todo planteamiento que intenta innovar, Blood & Magic tiene fallos bastante evidentes en su planteamiento. El que resuta más evidente concierne a la recolección de recursos: No hay rutas que proteger como en Dune 2, y además los recursos son prácticamente ilimitados ya que nunca se agotan las fuentes de los mismos. Para agravar el asunto, el crecimiento de los mismos es exponencial, por lo que llega el punto en que el jugador puede gastar todo el maná que quiera, creando un desequilibro.
Otro punto negativo es que la IA es, como casi todas las de su época, bastante pobre. Los niveles suelen disponerse siempre de la misma forma: El jugador ha de enfrentarse a un ejército tremendo empezando con sólo dos gólems elementales. La IA, por fortuna, no es capaz de aprovechar esto, por lo que se entiende el por qué del planteamiento citado. tampoco es capaz de coordinar ataques demasiado complejos o de elaborar estrategias originales, pero al menos es capaz de completar los objetivos de las misiones y de ofrecer un desafío al jugador, aunque sea a costa de un comienzo desequilibrado.
Uno de los puntos fuertes del juego es su gran colorido. A diferencia de otros como Dune 2 o Command & Conquer, el mapeado del juego no está basado en tiles (losetas), sino que se trata de un gran mapa de bits. Hay niveles en los que éstas losetas se repiten, pero son los menos: En la mayoría de ellos cada paso que damos descubre trozos completamente distintos del resto del mapa. Además casi todos los elementos neutrales (estatuas, edificios de campesions, trastos abandonados) son destructibles, aunque lógicamente pueden provocar la ira de los lugareños.
Además nos encontraremos con gran cantidad de criaturas, algunas de ellas no jugables que provienen de la naturaleza, como banshees (una especie de hada cuyo lamento provoca la desecación en los seres vivos), trolls o aves roc. Además, podremos usar muchos ítems desperdigados por el mapa, cada uno con su dibujo y un uso distinto.
Si cada criatura tiene sus peculiaridades, hay decenas de objetos con efectos diversos y, para colmo, pises en un lugar u otro hay efectos perniciosos y beneficiosos para tus criaturas, ¿Cómo sabemos a qué nos estamos enfrentando? Pues el juego incluye una enciclopedia completa que explica cada una de las criaturas, objetos, tipos de suelo y demás. ¿No sabes cómo enfrentarte con un tipo en particular de enemigo? ¿Por qué no puedes dañar a una aparición? Pues la enciclopedia tiene la respuesta: Es inmune a ataques de criaturas que no sean virtuosas, como un clérigo o un paladín.
La enciclopedia al principio es bastante completa, pero aún así nos encontraremos con algunas sorpresas. Según vamos avanzando, descubriremos criaturas nuevas, losetas nuevas (como una llamada «interruptor», que activa ciertos mecanismos, o «caño de llamas», que expulsa una llamarada cada poco tiempo). Estos elementos por desgracia sólo están disponibles si se indica al juego que nos los describa, por lo que no se pueden consultar más adelante.
Aunque los gráficos del juego están dibujados a mano y son de gran calidad, adolece de un problema muy común de mediados de los 90: La baja resolución. El juego usa un modo de vídeo muy poco común, permitiendo 256 colores en pantalla en una VGA con una resolución mayor que 320×240 pero bastante extraña, con píxeles alargados en lugar de cuadrados.
En el aspecto multimedia podemos destacar el sonido. El narrador no se limita a las escenas de vídeo, también nos cuenta lo que va ocurriendo en el tablero de juego. La mala noticia es que el juego está traducido y doblado al inglés, francés y alemán, pero no al idioma de Cervantes. La buena es que el doblaje es impecable, aunque quitando este tema los efectos de sonido están limitados. Tenemos una ristra de alaridos, puñetazos y golpes de espada, pero no mucho más. Pero sí podemos fijarnos en la música, original y que ambienta perfectamente el universo de la Forja de Sangre. Cada mapeado cuenta con su propia pieza musical, en MIDI eso sí, pero que suena bastante bien si posees un dispositivo MPU-401 o similar.
Pese a las grandes posibilidades que ofrece el juego, no se ha incluído nada para extender el juego. Ni un editor, ni misiones de escaramuza. Al menos contamos con un completo tutorial que nos enseñará a jugar, y disponemos de un modo de dos jugadores que por cierto falla bastante. Eso y una campaña extra que revive los escenarios anteriores con un personaje que podemos personalizar con una cara y un nombre, en la que el juego nos irá puntuando y dando un alineamiento.
Pese a lo particular del juego, no se ha vuelto a ver nada similar hasta 2005 con DragonShard, de una calidad discutible, y desde entonces no se ha vuelto a ver ningún otro juego de estrategia en tiempo real basada en la licencia del inmortal Dragones y Mazmorras. No podemos decir de todas formas que fuera un juego que se adelantara a su tiempo, dado que en 1996 también apareció el Warcraft 2, técnicamente muy superior, y un año antes se paseó delante nuestra Command & Conquer, quizá el mayor acontecimiento de la historia en lo que a estrategia se refiere en el universo PC.
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