Batman: Barcelona, el caballero del dragón
Batman: Barcelona, el caballero del dragón fue, con toda seguridad, una de las apuestas más fuertes de cara al vigésimo séptimo salón del cómic de Barcelona. Esta obra, que cuenta con un guión escrito por Mark Waid, dibujos del barcelonés Diego Olmos y color de la aragonesa Marta Martínez, contó con una exposición en dicho salón e incluso los medios generalistas se hicieron eco de su aparición.
La portada corrió a cargo de Jim Lee y aunque hizo un trabajo vistoso, tuvo que acabar disculpándose durante la rueda de prensa por la escasa fidelidad con la que representó la sagrada familia.
¿Pero de qué va este cómic?
Todo empieza cuando Killer Croc se fuga del asilo Arkham. El Espantapájaros y el Sombrerero Loco han conseguido hacerle creer que es la reencarnación del dragón que San Jorge mató en el célebre mito, y que debe vengar aquella muerte acabando con la personificación del caballero: Batman. Queda muy poco para la diada de Sant Jordi y desde Barcelona llegan aterradoras noticias que hablan de un asesino en serie, un extraño lagarto, que mata a una mujer cada día.
Así pues, Batman pondrá rumbo a la ciudad condal. ¿Y cómo se las ingeniará para pasar por aduanas su traje y su cinturón lleno de utensilios? Muy sencillo, en vez de cargar con todos esos trastos, utilizará los que guarda en una bat-cueva secreta escondida en Barcelona.
Lo primero que hará al poner los pies en la ciudad mediterránea será visitar a una vieja amiga, llamada Cristina Llanero, que le ofrecerá una pequeña visita guiada por los tejados de la casa Batlló. Pero Batman no tardará en recibir noticias de su presa y ponerse en marcha.
¿Visitará Batman muchos de los lugares más emblemáticos de Barcelona?
Bueno, esa es una pregunta cuya respuesta ya sabemos. Nadie se va a sorprender cuando las viñetas nos muestren la sagrada familia o las ramblas, ni tampoco cuando se haga mención a algunas tradiciones de la tierra. Sin embargo, se nota un esfuerzo por integrar la ciudad dentro de la trama que va más allá del punto de partida.
Que Killer Croc venga precisamente cuando queda poco para diada de Sant Jordi (fiesta en la que se regalan libros y rosas) tiene mucho sentido, al igual que el hecho de que Bruce Wayne quiera saber más sobre San Jorge, patrón de Cataluña. Cuando Batman se vea obligado a viajar en moto por las calles de Barcelona para perseguir a Killer Croc seguirá, tal como describe Diego Olmos, rutas reales que también ha utilizado el dibujante.
Bien es cierto que la acción podría haber transcurrido perfectamente en escenarios menos reconocibles, pero no era eso lo que se quería ni esperaba, y las referencias no entorpecen el transcurso de la acción.
Durante la visita que Bruce Wayne hará a la casa Batlló, tendrá la oportunidad de escuchar a un guía turístico explicando algunas características de la construcción que Gaudí restauró, pero durante el resto de la obra, Barcelona será un escenario para las aventuras de Batman.
¿Sólo un escenario?
Lejos de Gotham, ciudad en la que es conocido y en la que ha conseguido mantener colaboraciones con la policía, nuestro protagonista es como un pez fuera del agua. Y si él no se ha dado cuenta, lo descubrirá cuando rescate a una enfermera de las garras de Killer Croc y la víctima, en vez de darle las gracias, se aterrorice ante su presencia. La reacción de la policía ante ese tipo extraño, ataviado con una capa y una máscara y dispuesto a utilizar bombas de humo es, como cabe esperar, poco amigable.
No hay toros corriendo por las calles, ni gente que rinda culto a los santos quemando cosas. Desde un principio se ha querido hacer un cómic que se mantuviera sobre una sólida labor de documentación. Una arquitecta barcelonesa, Paloma Joga, colaboró con Mark Waid y Diego Olmos en la búsqueda de referencias.
¿Merece la pena?
Batman: Barcelona, el caballero del dragón, no es en absoluto un cómic ambicioso. La historia es sencilla y apenas tiene giros. El punto de partida es curioso, pero el hecho de que Killer Croc crea o deje de creer que es la reencarnación del dragón apenas influye en sus actos. Aunque sus creadores han tenido muy presente que esta era una historia de Batman, Barcelona sigue siendo lo que marca la diferencia. Si te interesa la ciudad condal, la has visitado o vives en ella, disfrutarás con la recreación de mucho de sus iconos en el interior de las viñetas. Por lo demás, esta es una historia amena y directa que no muestra ningún tipo de pretensión. Puede que precisamente eso sea lo que busques. Lo cierto es, que en mi estantería luce muy bien.
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