Atari Cosmos: ¿Consola holográfica o cinexín jugable?
En el artículo de hoy me gustaría hablaros de un sistema bastante desconocido, una consola que ni siquiera llegó a salir al mercado y de la que existen muy pocas unidades funcionales. Solo unos cuantos elegidos han tenido la enorme fortuna de disfrutarla en directo, quedando relegada en los cerebros del resto de mortales a unas cuantas imágenes y un rimbombante nombre. Poneros cómodos en vuestros asientos y acompañadme en este viaje hacia el universo. El universo de la gran Atari de principios de los ochenta.
Atari Cosmos surgió como un experimento de la compañía americana en su travesía en busca de un producto que pudiera competir con los sencillos pero adictivos juegos electrónicos portátiles (o portables en algunos casos) de Mattel, Coleco y Nintendo. La grandeza de la por entonces empresa lider del sector les impedía limitarse a copiar una idea descaradamente, por lo que buscaron ofrecer al público algo nunca visto. Fueron tres ingenieros de la empresa –Allan Alcorn, Harry Jenkins y Roger Hector– los que idearon un concepto revolucionario, capaz sobre el papel de atraer la atención del jugador en un simple vistazo. Dicha idea giraba en torno al uso de hologramas.
Llegados a este punto del artículo y para evitar que os ilusionéis al imaginar un par de hologramas luchando sobre la mesa de vuestro salón, he de deciros que una vez más las palabras diferían bastante de los hechos. Aunque Atari llegó a afirmar que dicha máquina mostraría hologramas y nos permitiría disfrutar de «la tercera dimensión», la idea era mucho más sencilla que todo lo que os estáis imaginando.
Tecnológicamente, el proyecto de Atari se centraba en crear un juego electrónico que usara LEDs para representar los personajes y la acción del juego, a imagen y semejanza de lo que podíamos ver en los videojuegos portátiles de la competencia. La diferencia con estos se basaba en el uso de imágenes holográficas para los fondos, que se situaban detrás del propio LCD para así crear una experiencia completamente diferente a todo lo que por entonces se había visto, una ilusión óptica pseudo-3D.
Para diferenciarlo todavía más de sus rivales directos, el sistema dispondría de 8 cartuchos diferentes, lo que le otorgaba una enorme ventaja frente a los sistemas monojuego de la competencia. Lo curioso de este caso está en el hecho de que cada cartucho contenía únicamente la imagen holográfica, por lo que la circuitería de los ocho juegos estaría ya implementada en la propia consola.
Entonces, ¿Como sabía la máquina que juego debía mostrar si los cartuchos solo contenían un holograma? La respuesta es de una sencillez aterradora.
Cada cartucho tenía unos salientes de plástico diferentes, de forma que al introducirse el juego en la consola dichos salientes pulsaban una serie de botones de contacto en el propio LCD que cambiaban lo que el mísmo tenía que mostrar. Un sistema verdaderamente ingenioso que además iba a permitir que el precio de estos videojuegos fuera verdaderamente bajo (se habló de 12 dólares por unidad). Por contra, la máquina necesitaba conectarse a la corriente eléctrica, debido a que se descartó el uso de pilas por el excesivo consumo del aparato.
Tras un largo proceso de desarrollo, Atari Cosmos pudo al fin ser mostrada por primera vez al público en la feria del juguete de 1981 celebrada en Nueva York. La agresiva campaña de marketing iniciada por Atari -en la que se afirmaba que este sistema iba a suponer un punto y aparte en la historia del videojuego- jugó finalmente en su contra, ya que como era de esperar los que pudieron verla en directo quedaron algo disgustados al comprobar que no habían hologramas que se movieran en 3D por ningún sitio, sino que los hologramas únicamente eran usados como fondo de la acción, tal y como hemos explicado unas líneas atrás. La compañía americana se defendió como pudo, recordando a los críticos que el uso de hologramas en los videojuegos era un terreno por explorar y que Cosmos era simplemente un pequeño primer paso de un gran camino por recorrer.
A pesar de la decepción inicial, el interés y la expectación sobre este sistema no descendió un ápice, cerrándose cerca de 8.000 reservas en esa primera toma de contacto con los usuarios. Según fuentes consultadas, Atari preparaba una producción inicial de 250 máquinas y tenía completamente cerrado todo lo referente al embalaje de la máquina, habiendo enviado incluso los primeros flyers publicitarios a los distribuidores. Todo esto nos hace suponer que por aquel entonces la máquina estaba como mínimo en un estado muy avanzado de desarrollo.
Con el sistema prácticamente terminado, habiendo creado unas enormes expectativas entre los jugadores -merced a una campaña de marketing ciertamente engañosa- y con un buen número de ventas aseguradas gracias a las reservas, Atari decidió ante el asombro de público y crítica echarse atrás y no lanzar su nuevo sistema al mercado. Según parece, Ray Kassar -presidente de Atari en aqullos años- temió una mala acogida entre el público debido a que el resultado final quedaba bastante lejos de lo que prometieron, por lo que decidió que la compañía se centrara en su sistema de sobremesa antes que entrar a competir en un mercado claramente dominado por Mattel, Coleco y Nintendo.
Actualmente solo existen dos unidades completas y funcionales de Atari Cosmos en todo el mundo. Una de ellas esta en poder de la Atari Historical Society, que además dispone de los ocho cartuchos que iban a acompañar originalmente a la máquina. Por su parte, la otra unidad está en manos de un alto cargo de Atari que trabajó activamente en dicho proyecto. Si alguna de estas dos máquinas saliera algún día a la venta (caso harto improbable) seguramente estaríamos hablando de una transacción más propia de una obra de arte de gran valor que de un sistema de videojuegos.
Esta es la historia de Atari Cosmos, una máquina verdaderamente ingeniosa a la que, por desgracia, ni siquiera le dieron la oportunidad de demostrar su verdadera valía.
Personalmente, y aunque no tenga prácticamente nada que ver, he recordado este sistema ante el inminente lanzamiento europeo de Nintendo 3DS. Creo que todos los que vayais -o vayamos- el día de lanzamiento a por esta nueva máquina de la Gran N tendremos mucho en común con los chicos que esperaban con ansia el lanzamiento de la Cosmos: Las ganas de que nos sorprendan con algo nuevo ante un mercado marcado por la repetición sistemática de conceptos jugables. Esperemos que en esta ocasión la suerte sea distinta…
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