Análisis de Rhythm Heaven
Ya había jugado a la versión japonesa de este Rhythm Heaven, pero no he querido lanzarme a analizarlo hasta tener en mis manos la versión USA, con la que por fin he conseguido entender los textos del juego. Las diferencias entre ambas versiones son básicamente sonoras. Las canciones se han traducido al inglés con más o menos acierto, aunque es inevitable, (supongo que por la costumbre adquirida durante el tiempo que llevo jugando), echar de menos las canciones Japonesas. RH es el hermano bailongo del grandísimo Wario Ware, y viene de la mano de sus creadores, que ya hicieron otra versión para la difunta GBA (de hecho era uno de sus últimos lanzamientos). Cada nivel es un minijuego en el que tenemos que seguir la música del mismo realizando movimientos con el stylus al ritmo de la misma.
Coge tu NDS como si fuera un libro (al estilo de Ninja Gaiden u Hotel Dusk), y, si puedes, ponte cascos, porque la experiencia gana muchos enteros. Si en Wario Ware teníamos que rascar y arrastrar y golpetear para avanzar a través de sus minijuegos, en RH vamos a necesitar precisión en nuestro movimiento de muñeca y mucha, mucha atención para no perder ni el ritmo ni la cabeza.
Este cartucho nos ofrece una serie de minijuegos delirantes que tendremos que ir superando en grupos para enfrentarnos después, y a modo de checkpoint, a los remixes (que son fases compuestas de minijuegos aleatorios). Tendremos que llenar robots de combustible en una cadena de montaje, jugar la partida de ping pong más loca de la historia, hacer cantar a Moais de la isla de Pascua, picotear el suelo en un escuadrón de cigueñas, dar la nota correcta en un coro, construir extraños artefactos en una cadena de montaje, y mil cosas más que te harán disfrutar como un niño a los mandos de tu portatil. La banda sonora creada por Tsunku para la ocasión hace que muevas la cabeza y los pies mientras tu muñeca, espasmódicamente, se afana en superar los retos que te proponen.
En cuanto a las opciones disponibles, Rhythm Heaven nos brinda la posibilidad de visitar «el café«, un lugar de descanso donde podrás hablar con el camarero (que te deja pasar de pantalla si vas muy atascado), así como escuchar la banda sonora, leer tutoriales, o entrenar la muñeca como un Rocky Balboa del ritmo. También hay una especie de tienda dónde podremos intercambiar las medallas que vayamos consiguiendo por diferentes gadgets musicales y aún más minijuegos (muy al estilo de Wario Ware y su museo). Igualmente podremos tomar clases de guitarra, pero aún no las he desbloqueado y no puedo contaros mucho. Este par de elementos amplian sin duda la vida del cartucho, y nos proporcionan sin duda la distracción necesaria en partidas cortas.
Y es que no ha habido nada tan original en el genero bemani desde Parappa y Vib Ribbon en PSX: todo en Rhythm Heaven está lleno de colorido y música, desde el menú de opciones hasta el último minijuego. RH es uno de esos juegos que más bien parecen juguetes, dicho esto con todos el respeto que se merece un cartucho de esta categoria. Una vez que lo termines, querrás volver a empezarlo igual que escuchas una y otra vez tu disco preferido.
Lo mejor:
+ Colorido, ritmo, originalidad, rejugabilidad…(y son los primeros cuatro adjetivos que se me ocurren)
+ Una banda sonora de lujo, llena de guiños a las melodías de NES
+ Un verdadero reto apto para compartir con colegas
+ Que por fín haya salido de Japón
Lo peor:
– Algunos minijuegos pueden resistírsenos hasta el punto de pensar que somos unos inútiles
– Hay que trabajar duro para hacerse con los gadgets que ofrece el juego
– Si no tienes puestos protectores en la pantalla y te entusiasmas demasiado, tu DS puede parecer la de Freddy Krueger
– Que, desgraciadamente, se termina acabando…
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