Análisis de «Ninja Baseball Bat Man»
A finales de los 80 y principios de los 90 tuvo lugar el apogeo del género brawler. Juegazos como Final Fight, TMNT: the arcade game, Captain Commando o King of dragons llenaban los salones recreativos de jovenes ansiosos de machacar botones con quemaduras de cigarro. Por aquel entonces, Irem desarrolló “Ninja Baseball Bat Man”, un juego tan extraño como adictivo, para hacerse con un trozo del pastel que suponían estos “yo contra el barrio”. Con tan buenas creaciones en su haber como Vigilante, R-Type, Hammerin´Harry, Kung fu master en arcade o Kickle Cubicle para NES, era difícil que su propuesta no estuviera a la altura de los colosos de Capcom y Konami (que también hizo de las suyas con The Simpsons, Metamorphic Force, X-men…).
En NBM podremos controlar a cuatro ninjas beisboleros (al mismo tiempo si contábamos con tres amigos dispuestos) que se diferencian en aspecto, color y habilidades. Al igual que en Cadillacs and Dinosaurs, nos encontramos con personajes realmente balanceados que hacen de cada partida algo totalmente distinto. Tenemos al ninja rojo, el más equilibrado, el verde, el más rápido, el amarillo, el más fuerte, y el azul, cuyos ataques tienen el mayor alcance de los cuatro.
Al principio del juego se nos encomienda la misión de recuperar una serie de objetos de oro relacionados con el béisbol, y, con ello en mente, comienza la ensalada de tortas.
Contamos con un botón para golpear y otro para saltar. Al pulsar los dos, realizamos el típico ataque especial que consume un poco de energía vital, y también podemos golpear a la carrera o en el aire, así como agarrar a los bizarros adversarios y zurrarles varias veces hasta mandarles al otro lado de la pantalla de un batazo en toda la boca.
También hay fases de bonus que consisten en hacer reventar una pelota con las manos mediante la típica pulsación intensiva del botón de ataque, similar a la de romper barras de hielo en Art of Fighting de Neogeo.
Los enemigos son lo mejor del juego: pelotas y guantes de béisbol, nubes de humo negro (¿es que ya veían Lost por aquel entonces en Japón?), aterradores hombres calabaza armados con bates, o calamares de hielo y fuego. Mención aparte para los jefes finales, que van desde un coche con labios de mujer a un gólem formado por bolas de béisbol o una máquina tragaperras autoconsciente (algo en lo que pareció fijarse Capcom para Viewtiful Joe). En ocasiones aparecerá un item llamado “Pink” que invoca a un grupo de animadoras que nos sueltan comida para recuperar nuestras maltrechas barras de vida.
El juego está plagado de sonidos FX realmente cachondos y psicodélicos y terminarán volviéndonos locos ayudados por la banda sonora, frenética y con aspecto de haber salido de algún universo paralelo al nuestro.
Lo mejor
• Un brawler lleno de humor y colorido
• Su gran jugabilidad y la contundencia de los golpes
• Los enemigos, que te dan risa y miedo a partes iguales
• Lo bien que aguantó el tipo al lado de juegazos como Captain Commando
Lo peor
• Las ralentizaciones ocasionales producidas por el gran número de personajes en pantalla
• La calidad de sampleado de algunos sonidos
• La resistencia de algunos enemigos (¡qué insufribles los mecha-pitchers!)
• Demasiado corto
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