Análisis de Advance Wars: Dark Conflict
Allá por 2001 el grupo de programación Intelligent Systems, un first party de Nintendo, estrenó la saga Advance Wars con un juego de estrategia sobre tablero que se convirtió en uno de los mayores éxitos de Game Boy Advance. Aunque su propuesta no era nueva, estaba llevada a cabo de forma magistral, y resultaba un juego enormemente adictivo, muy rápido de jugar y con un altísimo componente estratégico. Advance Wars Dark Conflict es el cuarto episodio de esta serie, de la que mantiene intactos su planteamiento y control, aunque se haya producido un lavado de cara en los diseños para hacerlos más realistas que ha sentado muy bien.
Nos volvemos a encontrar en un mundo ficticio, pero en esta ocasión no hay en él varios Estados que luchan por hacerse con el máximo poder, sino que el planeta ha quedado devastado por una lluvia de meteoritos, y los escasos supervivientes se las arreglan como pueden para salir adelante. Pero como es habitual, no todo el mundo tiene buenas intenciones, y diversas guerrillas criminales dedicadas al saqueo se enfrentan con otros grupos que tratan de recuperar el orden para favorecer la reconstrucción. En ese apocalíptico contexto, asumimos el papel de Ed, un joven que lo ha perdido todo y decide alistarse en el ejército dirigido por O’Brian, un genio militar bastante altruista que nos salva la vida. Poco a poco iremos demostrando nuestras dotes como estratega y nos veremos involucrados en un conflicto que irá agravándose hasta amenazar con destruir lo poco que se ha salvado como consecuencia de una terrible arma biológica.
Este argumento no resulta muy complejo, pero está bastante bien llevado y supone un hilo conductor muy adecuado para las numerosas batallas que tendremos que enfrentar; además de ser relativamente atípico, tanto por su trágico punto de partida como por el constante pesimismo que desprende, algo que sin duda se agradece después de tres episodios con una trama muy previsible y manida.
La historia la iremos conociendo a través de los diálogos entre los personajes, mostrados con unos gráficos en 2D con un claro estilo anime, aunque más serio que el de los anteriores tres juegos; mientras que el mapa táctico presenta una perspectiva cenital muy sencilla y cómoda, a lo que se añaden unas secuencias al producirse el enfrentamiento entre unidades.
El juego, en su modo principal, está estructurado en un total de 30 batallas. Cada una de ellas se libra en un mapa diferente y tras unos cuantos diálogos en los que vamos conociendo a los diferentes hechos y personajes que componen la trama.
Una vez en el campo de batalla vamos a tener un control absoluto de nuestras tropas, representadas por pequeñas unidades, que pueden suponer entre 1 y 10 efectivos cada una, dependiendo de los daños sufridos. Estas unidades pueden representar tropas de infantería o vehículos de lo más variado, que van desde tanques a acorazados, pasando por cazas, submarinos o piezas de artillería. Cada una de ellas tiene un rango específico de movilidad y alcance, que depende en buena medida del terreno, una potencia de fuego determinada y un coste de producción proporcional a sus prestaciones. Además ciertos tipos de unidades son mejores dependiendo a cual se enfrenten, por lo que tendremos que atender a una gran cantidad de variables que nos obligarán a estrujarnos el cerebro al máximo para vencer en el campo de batalla, pero precisamente es esa la gran virtud de cualquier Advance Wars, su alto componente estratégico.
Las acciones se realizan por turnos, y cuando sea el nuestro podremos hacer un movimiento con cada una de nuestras unidades, y crear una nueva en cada factoría, puerto o aeropuerto, siempre y cuando nuestros fondos nos lo permitan. Una vez finalicemos todo nuestro despliegue, será la máquina o el siguiente jugador el que realice sus movimientos, y así hasta que uno de los dos bandos logre la aniquilación del enemigo, conquistar su capital o cumplir un posible objetivo predefinido.
Otra variable, además de todas las ya comentadas, es la del propio líder del ejército, que cuenta con algunas habilidades propias que pueden marcar la diferencia entre la victoria y la derrota. En el modo historia apenas cambiaremos de personajes, y sus habilidades no son ahora tan decisivas como lo fueron en Advance Wars: Dual Strike, pero siguen siendo un factor a tener muy en cuenta.
Lo primero que hay que señalar del apartado gráfico es que, después de tres episodios (dos en Advance y uno más en DS) que apenas mostraban diferencias en sus diseños o a nivel técnico, ahora sí que se ha realizado un lavado de cara importante, y todo ha sido rediseñado en pos de un mayor realismo y una apariencia menos desenfadada y mucho más seria. Esto tampoco ha supuesto un cambio demasiado grande a nivel técnico, pues los mapas de batalla y las unidades que en ellos aparecen siguen siendo muy simples; y las animaciones a doble pantalla de los enfrentamientos, pese a estar algo más trabajadas, siguen siendo muy reiterativas, con lo que posiblemente acabaremos por prescindir de ellas tras unas horas de juego.
En lo relativo al apartado sonoro podemos hablar de la banda sonora, compuesta básicamente de melodías tecno bastante rápidas, que ambientan bastante bien la acción pero no destacan especialmente; así como de unos efectos sonoros mejores que anteriores juegos, con disparos, explosiones y ruidos de motores bastante creíbles, aunque desde luego mejorables. No es que Advance Wars destaque por su sonido, pero al menos este aspecto da la talla y no molesta.
El control es, sin duda, uno de los puntos fuertes de Advance Wars: Dark Conflict; y es que gracias a él el juego resulta enormemente fácil de manejar, intuitivo, fluido y ágil. Tanto con los botones como con el stylus resulta muy sencillo seleccionar nuestra unidad, moverla y efectuar la acción correspondiente; además, esto se hace tan rápido que con algo de práctica el juego es un no parar. Personalmente sigo prefiriendo jugar con la cruceta y los botones en lugar de con el stylus; pero claro, me acostumbré con los dos primeros en Game Boy Advance y me resultaba mucho más intuitivo. Pero en cualquier momento se puede alternar entre uno y otro y ambos responden perfectamente.
Por otro lado, el juego resulta muy equilibrado en cuanto a su dificultad, aunque algunas batallas pueden llegar a un punto en el que parece imposible que uno de los dos ejércitos se pueda imponer. Seguramente si nos ponemos cabezones acabaremos por doblegar la resistencia del enemigo, pero en estos casos lo mejor suele ser volver a comenzar desde el principio y cambiar un poco la táctica. En el modo historia las batallas comienzan siendo muy fáciles, por lo que no es un problema ir aprendiendo las distintas posibilidades; para luego poco a poco irse retorciendo hasta llegar a algunas verdaderamente complicadas, pero que sin duda resultarán el reto más interesante para los amantes de la estrategia.
Al igual que en Dual Strike (la tercera parte) se le ha sacado mucho partido a las dos pantallas, especialmente útiles porque la información de las tropas nos sale en la superior y no tendremos que estar constantemente cambiando entre el mapa y los datos. Vamos, que todo se junta para que la jugabilidad de Advance Wars 4 apenas tenga fisuras.
Con todas las virtudes que hemos ido enumerando no cabe duda de que estamos ante un juegazo, pero resta hacernos una pregunta: ¿Es Dark Conflict el mejor juego de la saga? Es cierto que ha perdido opciones para un jugador respecto a Dual Strike, que la mecánica sigue sin cambios en lo esencial o que las diferencias entre los generales apenas existen; pero la nueva estética, las opciones multijugador vía Wi-Fi (que incluso permiten chat de voz con amigos), un argumento algo más elaborado y toda la diversión de siempre hacen que este episodio sea tal vez el mejor en conjunto de cuantos han salido, aunque aquellos que sólo buscaran novedades jugables y estratégicas respecto a los anteriores no van a tener mucho.
La estrategia por turnos vuelve a romper con todo en la portátil de Nintendo, y todos aquellos que gusten del género no deberían perder la oportunidad de disfrutar de unas intensas batallas en las que el cerebro tendrá que funcionar a tope para lograr alcanzar la victoria.
LO MEJOR
+ La nueva estética se agradece mucho.
+ El argumento más elaborado de la saga.
+ El multijugador wi-fi es genial, sobre todo con amigos.
+ Estrategia en estado puro.
+ Adictivo a más no poder.
LO PEOR
– Pocas novedades en el plano jugable.
– Apenas hay diferencias entre generales.
– Los gráficos del mapa se ven algo pasados.
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