AMSTRAD CPC
Ya iba siendo hora que Pixfans dedicara un artículo a este fantástico microordenador. El Amstrad CPC fue, junto con el Spectrum, el Commodore 64 y el MSX, uno de los aparatos tecnológicos que marcaron a una generación, la de los 80.
La historia de Amstrad como empresa comienza en 1968 cuando Sir Alan Michael Sugar funda en Reino Unido esta mítica compañía cuyas siglas vienen de Alan Michael Sugar Trading. Empieza con la fabricación equipos de música y TV de bajo coste con notable éxito, pero a comienzos de los 80 el empresario Alan siente una corazonada con los microordenadores. Ve que son un buen negocio y quiere su parte del pastel.
Sir Alan Sugar es un hombre querido y odiado a partes iguales. Forjado a sí mismo, comenzó su andadura empresarial vendiendo verduras con una furgoneta que había comprado son su ahorros. Hoy día es uno de los hombres más ricos de Reino Unido y ostenta el título de «caballero». Nada mal para alguien que empezó siendo frutero. Sin embargo, sus polémicas declaraciones y su frialdad en los negocios le han llevado a ser duramente criticado. También se le ha acusado de machista y duro con sus empleados. Los fans de Sir Clive Sinclair (otro «caballero») jamás le perdonaron que comprase la empresa Sinclair, aunque como veremos más adelante fue lo mejor que le pudo pasar a una empresa al borde de la quiebra.
Cuando el equipo de Sir Alan se puso a trabajar en un microordenador el mercado ya estaba muy saturado. Hacía solo un año que se produjo el crack del 83, y decenas de modelos de ordenador llenaban las estanterías de los centros comerciales. Pocos tenían fe en que la cruzada de Amstrad fuera a salir bien. Varios fueron los puntos en los que se centraron para que el primer modelo, el Amstrad CPC 464, no acabara en el olvido.
- Apariencia profesional. Sus rivales más directos como el Spectrum o el Commodore 64 eran más parecidos a un ordenador lúdico que uno profesional. El hecho de tener que conectarlo a un televisor y dotarlo de un casette externo no le conferían el aspecto robusto de un PC IBM, que ya se vendía aunque a un precio muy elevado para el bolsillo medio. Sir Alan tuvo la visión de situar a su ordenador en la línea que separa los microordenadores de los PC de oficina.
- Todo en uno. Una vez montado, el Amstrad era completamente funcional en segundos. No había que configurar nada. En los otros microordenadores hacía falta sintonizar un canal UHF del televisor, los cuales no abundaban en las casas. El Amstrad incluía su propio monitor (de color o fósforo verde, según precio) y el lector de cassette. El teclado era robusto, como un ordenador de oficina, y tenía un práctico teclado numérico.
- Marketing. Este fue el punto fuerte de Amstrad. En vez de dirigirse directamente a los jóvenes, Amstrad se centró en los que tenían la «pasta», es decir, los padres. El ordenador de Sir Alan se vendió como un electrodoméstico para toda la familia, algo así como la Wii, en donde la madre veía recetas de cocina, el padre gestionaba su cartera, y el niño aprendía divirtiéndose. Tener varios modelos con diferentes precios también ayudó bastante. Fue el primer ordenador de 8 bits en usar esta técnica. Había un Amstrad para cada bolsillo.
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Pero nada de esto hubiera sido bastante de no ser por la gran labor de Roland Perry. Cuando Sir Alan contrató a un equipo de ingenieros para diseñar su ordenador, el primer prototipo fue una enorme decepción. Basado en un microprocesador 6502, solo mostraba grises y había fallos en los mapas de memoria RAM. Fue entonces cuando Perry entró en escena y salvó el proyecto.
El primer desafío fue dotar de un buen sistema operativo al Amstrad, ya que pocas empresas tenían esperanzas en este nuevo ordenador. Finalmente Roland Perry logró contactar con Locomotive Software que aceptó la tarea, pero exigió que el Amstrad usase un procesador Z80. A la larga fue una sabia decisión, ya que facilitaba la portabilidad de programas de otros ordenadores.
Técnicamente el Amstrad era superior en varios aspectos a sus competidores. Tenía una gama de colores mucho más amplia (27 colores) y podía mostrar hasta 640×200 de resolución (aunque con solo dos colores en pantalla en este modo). Podía desplegar hasta 16 colores simultáneos aunque solamente en su Modo 0 de 160×200 de resolución, confiriendo a los juegos de Amstrad su característico aspecto hiperpixelado.
Sin embargo, los expertos consideran que el ordenador de Sir Alan Sugar ya nació desfasado. Si bien destacaba en varios puntos como el número de colores o un modo gráfico de alta definición, se echaba en falta un procesador de apoyo para los gráficos. Lamentablemente el Amstrad CPC no se caracterizó por tener scrolls muy suaves sino todo lo contrario. Las versiones de juegos de Spectrum, aunque más pobres en color, normalmente eran más fluidos consiguiendo una jugabilidad más satisfactoria. Tanto el Commodore 64 como el MSX, por su parte, tenían chips gráficos para el manejo de sprites consiguiendo un rendimiento similar a una videoconsola.
Y aún así, el Amstrad albergó juegos increíbles gracias al buen hacer de los programadores. El chip CRTC de Motorola, el encargado de mandar la imagen al monitor, permitía hacer algunos efectos mediante programación como obtener un scroll lateral (solo horizontal) mucho más suave. Quien haya jugado al Robocop sabe de lo que hablo.
El chip de sonido, un General Instrument AY-3-8912, también dotaba al Amstrad de una gran experiencia sonora. Era muy inferior al extraordinario chip SID de Commodore, pero permitía melodías complejas y en estéreo. El genial Gominolas supo exprimir como nadie el Amstrad consiguiendo canciones imposibles de olvidar, como su gran trabajo en Mad Mix Game.
Las empresas españolas de software, en plena edad dorada, dieron un soporte total al Amstrad, siendo uno de los países que más juegos sacó para este ordenador. De hecho, proporcionalmente el Amstrad tuvo más éxito en países como Francia y España que en su país natal. Prueba de ello es que el homebrew actual de este ordenador se encuentra principalmente en estos dos países.
Al CPC464 le siguieron el CPC664 y el flamante CPC6128 con 128KB de memoria RAM. Contaba con una unidad de disco integrada de 3″, un formato peculiar que podía grabar información por las dos caras (cara A y cara B). Cargar juegos en disco era una delicia. De varios minutos que tardaba el casette a unos pocos segundos en disco. Además, las cargas raramente daban problemas. A la hora de programar también era una gran ventaja, pues podías guardar tu código en segundos. Otro añadido muy alabado era el «teleconvertidor» que permitía convertir el monitor del Amstrad en una tele normal. Imaginaros la cara del niño al comprobar que en su cuarto podía ver la tele además de jugar. Yo fui uno de esos niños afortunados.
El CPC6128 también tuvo un enfoque más profesional incluyendo el sistema operativo CP/M, el antepasado del MS-DOS. Este sistema operativo era el más común en las oficinas de finales de los 70 y principios de los 80. El Amstrad se empezó a usar en pequeñas empresas para la gestión y contabilidad, lo que demuestra su gran versatilidad. Hasta bien entrado en los 90 varias empresas lo seguían usando dado su bajo precio comparado con el PC-IBM y su reducido tamaño.
Pero Sir Alan Sugar aspiraba a más. En pleno shock de inspiración decide lanzar otro ordenador también basado en el Z80 pero con un uso exclusivamente profesional centrado en los procesadores de textos. La idea le vino en un viaje de Japón a Hong Kong y mandó un fax urgente a sus oficinas para que empezaran a diseñarlo. El resultado fue el exitoso Amstrad PCW, que literalmente arrasó en el mercado empresarial. Su software de procesador de textos, el LocoScript, era muy avanzado y fácil de usar. Podías escribir al mismo tiempo que imprimías documentos. Su precio, 399 libras, era ridículo comparado con las 10.000 libras que costaban de media los procesadores de textos digitales. Además iniciaba en segundos, a diferencia de sus rivales. Imaginad pulsar el botón de encendido de vuestro ordenador y ¡ZAS! Ya es 100% funcional.
Pero hablar de Amstrad es también hablar de Spectrum. La rivalidad era patente no solo empresarialmente sino también a nivel de calle. «Mi ordenador tiene más colores«, «pues el mío tiene juegos más divertidos«, eran frases que se podían escuchar en el patio de los colegios. Lo cierto es que el Spectrum se vendió más y fue más popular, pero una serie de decisiones poco afortunadas llevaron a Sinclair Research, la empresa que lo fabricaba, a casi la bancarrota. En 1985 presentó un innovador coche eléctrico, el Sinclair C5, pero fue un desastre financiero debido a que jamás pudo obtener la licencia que permitiera su uso en vías públicas. Personalmente creo que la industria del petróleo hizo presión al respecto. El resultado fue que Sinclair Research se quedó sin liquidez y no tuvo más remedio que vender la marca Spectrum a su más directo rival. En 1986 Amstrad compró la compañía por 5 millones de libras.
Siendo justos hay que admitir que Sir Alan Sugar le dio una segunda vida al Spectrum. El ZX Spectrum +2 que sacó posteriormente era una versión muy mejorada de la versión clásica. Su teclado era homólogo al del Amstrad, es decir, muy robusto, y el cassette ya venía integrado en la carcasa. Además se mejoró el sonido notablemente al incorporarle el mismo chip de sonido que el del Amstrad (aunque para gustos los colores). El resultado fue una máquina más resistente y cómoda de programar. Posteriormente sacó un modelo con unidad de disco que, evidentemente, era de 3”.
Ambas máquinas convivieron felizmente durante la segunda mitad de los 80 y ayudaron a muchos niños a iniciarse en la informática. En total llegaron a venderse más de tres millones de Amstrad CPC. A pesar de gozar con un gran éxito de ventas, el Amstrad no llegó a igualar a sus competidores de 8 bits. Ya había un parque de microordenadores muy asentado, y era difícil aumentar mucho más la cuota de mercado. Su precio significativamente mayor tampoco ayudó.
Y ahora llegamos a un punto crucial, la difícil transición de los 8 a los 16 bits. Este periodo supuso el fin de la edad dorada del software español. Las videoconsolas cogieron el relevo a los microordenadores, y desarrollar para las primeras máquinas de 16 bits requería una infraestructura más global no tan centrada en el mercado nacional o unos pocos países. A Amstrad le sucedió algo parecido que a las empresas de software en España. Sir Alan Sugar valoró fríamente su situación, y llegó a la conclusión que empezar a desarrollar un ordenador de 16 bits iba a ser un suicidio empresarial. Commodore lo intentó con su flamante Amiga y acabó desapareciendo lastrado por las deudas. Lo cierto es que Sir Alan había amansado una buena fortuna y no estaba dispuesto a perderla en una apuesta que sabía que no podía ganar. La época de los ordenadores “incompatibles” había acabado, y el futuro del entretenimiento digital iba a estar centrado en las videoconsolas y los PCs compatibles. Amstrad ya tenía varios modelos de PC en el mercado que cosecharon un gran éxito, como el PC1640, pero una línea defectuosa con discos duros Seagate eliminó de un plumazo sus aspiraciones de seguir en este mercado. Amstrad ganó en los tribunales una generosa indemnización por este error pero la prensa se cebó con ella y su imagen de marca ya no se recuperó. Su última incursión en los x86 fue con el Amstrad Mega PC, un raro híbrido entre la Mega Drive de Sega y un PC normal. Fue un fracaso por su alto precio y porque en la práctica no era más que la 16 bits de Sega metida en el slot de una torreta de ordenador y que aprovechaba el monitor del PC. Después de esto acabó para siempre su desarrollo de ordenadores.
Pero si hay una máquina que llama la atención por su rareza, esa es la GX4000, una de las pocas videoconsolas que han llegado a producirse en Europa. Por dentro era un CPC 6128plus, la última versión que sacaron del exitoso Amstrad 8 bits. Este modelo de ordenador se diferenciaba del anterior en que, ya por fin, incluía un chip gráfico para poder mover sprites de manera fluida y un incremento enorme en el número de colores hasta 4096 (más que la Mega Drive). Además incluía una entrada de cartucho, similar a lo que hizo MSX años atrás. La GX4000 copiaba el hardware del CPCplus pero “consolizando” su diseño. Tenía dos mandos tipo NES y una salida de vídeo para conectarla a un televisor.
Sir Alan demostró que era muy bueno para las finanzas, pero su interés por los videojuegos era meramente económico. Ni siquiera conocía el Out Run cuando se lo mencionó el fundador de US Gold en una entrevista para presentarle su videoconsola. El apoyo de los desarrolladores fue escaso, y la mayoría de sus juegos eran copias literales de la versión CPC que ni siquiera aumentaba el número de colores. Tampoco los juegos que exprimían las características del CPCplus demostraron ser rivales para los cartuchos de videoconsolas.
La GX4000 salió a la venta en 1990, coincidiendo prácticamente con la llegada de la Mega Drive y la Super Nintendo. El precio de salida en España fue de 19.900 pesetas, bastante alto si recordamos que la Mega Drive se estrenó con 29.900 pesetas. A los pocos meses bajó drásticamente de precio, pero no sirvió de mucho. Sir Alan Sugar, ante las críticas de sacar una consola de 8 bits en los noventa, respondía que lo mismo le dijeron cuando sacó el primer CPC, pero esta vez la suerte no estaría a su favor. Apenas se vendieron 15.000 unidades en Europa, siendo un enorme fracaso. Poco después llegaron los problemas con su gama de PCs, y así acabó la historia de esta mítica compañía que fabricó uno de los ordenadores más queridos por toda una generación.
Amstrad siguió existiendo pero centrada en las comunicaciones. Logró un acuerdo con el operador de televisión por satélite británico Sky, fabricando sus receptores analógicos y posteriormente digitales. Finalmente, el mismo grupo televisivo acabó comprando Amstrad por 125 millones de libras en 2007. Desconocemos si Alan Sugar se dio un baño a lo Tío Gilito (Tío Rico al otro lado del charco) en una piscina llena de libras.
Hoy día se sigue desarrollando software y periféricos para Amstrad, aunque de manera no oficial. Es lo que se conoce como homebrew. Sin ir más lejos son varios los juegos que han aparecido, incluido en formato disco de 3”, para el Amstrad CPC. Diversos grupos de desarrollo siguen trabajando activamente, como los increíbles The Mojon Twins, Relevo y Retroworks. También desarrollan para el resto de ordenadores 8 bits. Además hay que destacar diversos periféricos como lectoras de disco de 3,5”, ampliaciones de memoria, lectoras de tarjeta e incluso un sistema operativo visual como el SymbOS.
El Amstrad sigue vivo, al igual que otros microordenadores, demostrando que los sentimientos están por encima de cualquier moda. Los orígenes de la informática son apasionantes, porque aún se podía respirar la magia de lo desconocido e inexplorado. Esa magia vuelve a producirse cada vez que alguien acaricia de nuevo las teclas de una de estas maravillosas máquinas.
Curiosidades
- Amstrad tuvo una mascota llamada Roland. Tuvo varias aventuras, aunque realmente eran juegos de diferentes géneros a los que le estamparon el nombre de Roland. Dos de sus aventuras fueron juegos españoles rebautizados, “La pulga” y “Fred”, que en Reino Unido se llamaron “Roland in the Caves” y “Roland on the Ropes” respectivamente.
- Sir Alan Sugar, a raíz de la aparición del primer iPod, dijo que sería un fracaso.
- La primero versión de “La Abadía del crimen” fue programada en un Amstrad.
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