Adicción a los videojuegos
Supongo que solo los mas antiguos del lugar recordarán un parámetro que aparecía en las primeras revistas de videojuegos cuando los analizaban. Creo que era MicroHobby , Load’n Run, o no se como se llamaban las especializadas en Commodore y Spectrum.
Era el principio de los videojuegos, cuando apenas había revistas, cuando los jugópatas éramos unos auténticos frikis, cuando el pirateo consistía en comprar un juego entre 4 o 5 y copiarlo en el cassette de doble pletina que tenía mi vecino de arriba para todos.
En aquellos tiempos, cuando el valor a medir no eran los frames por segundo ni el número de polígonos sino los colores en pantalla o el tamaño de los sprites, cuando buscábamos como locos la revista donde aparecían los pokes para conseguir vidas infinitas o munición ilimitada, había un parámetro que se incluía en las valoraciones y que para mi, personalmente, era vital: la adicción. Un parámetro tan poco medible como importante.
Supongo que con la popularización de los videojuegos y los comentarios que empezaron a surgir sobre ellos, sobre todo negativos, este valor debió empezar a considerarse algo «políticamente incorrecto», como que dar un nivel de adicción, cuando todo el mundo empezaba a hablar, y aún continúan haciéndolo, de la gente enganchada a los videojuegos, encima poner un parámetro como ese en las valoraciones, es algo muy peliagudo. Sin embargo, es un parámetro que resulta vital.
Todo esto viene tras un buen rato jugando al Modern Warfare 2 por Internet, totalmente enganchado. Pensé que debería analizar este multijugador aquí y comentar porqué me resulta tan bueno, pero lo cierto es que me resulta imposible. Hay veces que me dan ganas de tirar el mando contra la televisión, que me gustaría destrozar físicamente a alguien que me está haciendo la vida imposible en una partida con sus comportamientos o que me sale una partida genial en la que no paro de liquidar gente de todas las formas posibles, y sin embargo, aunque sea una mala partida, en cuanto termina deseo empezar otra.
Vale, tiene muchas cosas buenas a nivel de juego. Muchísimas armas, accesorios, niveles, emblemas, modos de juego, mapas… pero realmente no hay ninguno de esos parámetros que pueda mencionar como el decisivo para que el juego me enganche. Puede que sea la suma de todos, junto con el tempo de juego, que no es ni muy estratégico ni tan alocado como otros (ejemplo en el Left 4 Dead), o puede que no tenga nada que ver con nada de esto. Sencillamente el multijugador del Call Of Duty es 100% adictivo.
Al principio puede resultar algo raro, como todos los FPS, por el desconocimiento de los mapas, etc, pero en poco tiempo te engancha. Y no es el único ejemplo. Hay muchos juegos que enganchan, porque sí. Puede que no tengan los mejores gráficos, o el mejor sonido, pero sin poder evitarlo te enganchas. Me ocurrió (y especialmente a un compañero de fatigas en el COD) con el Zuma. Si, ese «estúpido» juego de ir disparando bolas de colores que avanzan para ir destruyéndolas haciendo combos y que no lleguen al final. Es sencillo, tonto, pero tremendamente adictivo. Creo que a TODOS nos habrá pasado estar enganchados al Buscaminas. Que levante la mano el que no haya pasado una temporada enganchados al Buscaminas o al Solitarios. Es así. Hay juegos con un alto nivel de adicción.
Por supuesto, es un parámetro subjetivo. No a todos nos engancha lo mismo, pero recuerdo que cuando yo miraba esta puntuación en las revistas, miraba quien había hecho en análisis. Dependiendo de quien fuera, ya sabía si el juego me iba a enganchar a mi o no porque compartíamos la misma propensión a engancharnos a los mismos juegos. Pero lo cierto es que esto es igual de valido con parámetros tan teóricamente objetivos como los que se toman hoy en día. Puede que a alguien le encanten los gráficos de un juego y a mi me parezcan horribles, o al contrario. Creo que todos miramos hoy en día quien escribe los análisis de los videojuegos para saber hasta que punto esa opinión coincidirá con la nuestra o no.
Creo que este parámetro de «adicción», camuflado de alguna otra forma para que no resulte tan polémico, debería volver a los análisis de los juegos. Es una lástima que se haya perdido porque, en el fondo, será lo que mas nos haga disfrutar de un juego. Cuanto mas nos enganche, cuanta mas adicción nos provoque, mas jugaremos y mas lo disfrutaremos.
Artículo publicado originalmente en Jugópata.
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