#NotMyPokemon. Llega Pokémon Let’s Go (y bien que me parece)
Finalmente ha sucedido. Tras el relativo fracaso de la última generación Pokémon, junto con la salida de la consola híbrida de Nintendo, era de esperar que Game Freak reaccionaría con una jugada más que obvia: una nueva entrega de los monstruos de bolsillo, una que aprovechara la naturaleza semi-portátil de la Switch.
Ya incluso antes de la salida de Pokémon UltraSol y UltraLuna fueron apareciendo rumores –falsos en este caso– sobre la típica tercera entrega de la generación, que saldría supuestamente para la Switch. Esto finalmente no sucedió, pero era un buen indicador de las ganas que tenía la gente de un juego de la saga en condiciones.
Fue pasando el tiempo, aparecieron los Ultras, siendo considerados por muchos una decepción a todos los niveles (al fin y al cabo no dejan de ser un refrito de los anteriores juegos) pues arrastraban los males de los juegos previos de Alola, añadiendo otros tantos derivados de obligar al jugador a repetir gran parte de lo que ya vivió en aquellos títulos, no siendo sus virtudes suficientes como para compensar. Sin ir más lejos, servidor nunca llegó a terminarlos.
Desde entonces, los rumores han ido a más, con sus correspondientes falsos leaks, donde en realidad había alguna imagen que sí resulto ser cierta. No obstante, había una constante en los rumores: la Nintendo Switch. Aunque ha sido ahora cuando se nos ha confirmado que efectivamente tendremos un Pokémon para esta consola, la realidad es que el propio Masuda venía desde hace un tiempo picando a sus seguidores en las redes, con imágenes de críptico significado pero que parecían confirmar los rumores.
Efectivamente, al final tendremos Pokémon Let’s Go (en dos versiones como es ya tradición, una de Pikachu y otra de Eevee en este caso), cuyo nombre no recuerda al ampliamente exitoso juego de móviles por pura casualidad. Y es que tendrá bastante que ver con este último.
Al final sí tenemos un juego de Pokémon, pero no cómo muchos querían. Aunque como ya he dicho, circulaban desde hace unos días rumores que parecen haber acertado por mucho, no son pocos los que no parecen contentos con lo que nos plantea el juego, que busca separarse de las mecánicas tradicionales de la saga y ofrecer en cambio otras nuevas, algunas calcadas al juego de Niantic.
Puedo entender sus temores, pues Pokémon Go no está exento de errores y aspectos muy mejorables, incluso a día de hoy tras muchas actualizaciones y cambios. Por lo que hemos visto de Let’s Go, volveremos de nuevo a Kanto, donde nos encontraremos con los Pokémon de primera generación (no sabemos por ahora si se añadirán otros más adelante, aunque lo considero probable), pero no al caminar por la hierba.
Y ese es el primer cambio, que ya nos avisa que estamos ante algo distinto. Los pokémon parece que andarán por ahí sueltos, pudiendo nosotros acercarnos al que queremos enfrentarnos. Una vez iniciado el combate, deberemos capturar a los diferentes “pocket monsters” para completar por enésima vez nuestra pokedex, aunque también el método de captura ha cambiado por uno calcado al del juego de Niantic. Además, ambos títulos parecen estar conectados, si bien no sabemos aún en qué consistirá dicha conectividad.
A mi por ahora me queda la duda de si podremos traer a nuestros pokémons de los juegos de Nintendo 3ds hasta este, aunque tampoco está claro que fuéramos a querer. Y es que uno de los motivos de querer transferir a nuestros monstruos que tanto esfuerzo no ha costado criar y entrenar es el juego online y/o competitivo, que al parecer será inexistente en Let’s Go, apostando el juego por un multijugador local para dos personas, cada uno con uno de los dos Joy-con.
Así las cosas, vemos cambios, muchos cambios. Algunos parecen muy interesantes, mientras que otros ya están recibiendo críticas de los fans. No quisiera entrar en detalle sobre esos cambios, ni analizar el potencial jugable de estos juegos, eso se lo dejo a los millardos de medios especializados que lo harán mucho mejor que yo. No obstante, sí me gustaría hablar un poco de lo que puede que esté motivando dichas críticas.
Previamente ya he hablado de temas relacionados, así que perdonadme si me repito en algunos puntos, como por ejemplo en el efecto que tiene la nostalgia en cómo vemos las cosas. En mi caso, por ejemplo, me dio ya de mayorcito por ver Los fruttis a ver qué tal. Una experiencia terrible, por cierto. Yo los recordaba como una serie divertida y con cierto guión, considerándola mejor que lo que veían los niños ahora, por ejemplo los teletubbies o buscando un referente más reciente, Dora la exploradora.
En todo caso, resulta que los dichosos fruittis eran eso, una serie para niños muy pequeños, repetitiva y cansina a más no poder. Claro, no esperaba encontrarme un guión de premio Óscar, pero vaya, aquello era sorprendente. ¿Cómo es posible que yo los recordara tan distintos? La respuesta es obvia, pero a la vez compleja: la nostalgia y el paso del tiempo.
El problema con la nostalgia es que la gente no suele ser consciente de cómo funciona nuestra memoria, mucho menos fiable de lo que parece. A nuestra mente memorizar hechos concretos se le da bastante mal, debiendo hacer un esfuerzo consciente para ello, y aun así no siempre lo logramos (¡condenados exámenes de historia!). En cambio, memorizar el impacto emocional que nos hace sentir cada situación se nos da fatal. Por eso la gente tiene dificultades para saber que comió la semana pasada, pero en cambio suele recordar lo que se sirvió en ocasiones especiales (su boda, un fin de año especialmente divertido). Y también por esto es que no recordamos cada día de clase de primaria, pero sí recordamos aquella vez que nos peleamos en el patio (¡a no ser que para ti fuera el pan de cada día!).
Ahora bien, el tiempo pasa y nuestra mente cambia. Y lo digo literalmente y a todos los niveles posibles. Conforme creces no solo das un estirón y te sale pelo ahí abajo, sino que todo tu organismo se ve modificado estructural, anatómica y hormonalmente. No siente ni experimenta igual un niño que un adulto o un adolescente, por ejemplo.
Y aquí entra la trampa, pues tu mente recuerda las emociones y rellena los huecos con datos, pero si no encuentra esa información… se la inventa sin avisar. Y sin permiso. Por esto es que recordaba los fruttis como una obra maestra (verlos era un placer para mí de pequeño), y en cambio cuando busqué un fragmento en YouTube choqué de golpe contra la realidad. Así se explica que muchas veces tenemos la impresión de que “en mis tiempos tal o cual cosa era mejor”.
Y puesto que los videojuegos tienen por mero propósito hacernos disfrutar, emocionarnos, hacernos vivir aventuras y/o experiencias interesantes, corren especial riesgo de verse afectados por el efecto nostalgia. Los diseñadores más avezados deben tener en cuenta esto a la hora de crear sus obras, teniendo siempre en cuenta que los fans de una u otra saga van a querer revivir dichas sensaciones. Entonces ¿por qué no limitarse a hacer lo mismo de nuevo? ¿Por qué no limitarse a rehacer el mismo juego con ciertas mejoras técnicas?
Pues porque somos algo más que nostálgicos, somos complejas máquina de pensar y experimentar. Y máquinas, además, llenas de contradicciones, como por ejemplo una acuciante necesidad de novedades. Pero… ¿no hemos quedado que nos gusta lo que ya sabemos que disfrutamos? Sí, claro, pero también hemos dicho que aunque no queramos cambiamos con el paso del tiempo. Incluso ya siendo adultos seguimos evolucionando.
Nos movemos entre lo conocido y lo novedoso, no queriendo alejarnos mucho de nuestro margen de confianza (lo conocido ya sabemos que nos gusta, es lo que define nuestros “gustos”), pero en busca continua de novedades similares a lo que ya teníamos. Esto obedece a una necesidad muy humana de exploración, de descubrimiento. Ya en la época de las cavernas el hombre prehistórico se quedaba en la cueva porque sabía que allí tenía refugio, pero también exploraba el terreno alrededor, aventurándose cada vez más lejos. Si no hubiera sido así, no estaríamos donde estamos hoy día, no habríamos avanzado jamás como sociedad sin esa curiosidad.
Pero claro, esta necesidad es difícil de trasladar a nuestra sociedad actual, la del consumo, la de la producción continuada y sin fin, una en la que a veces tenemos más libros de los que podemos leer, más pelis de las que veremos o más juegos de los que tenemos tiempo de jugar. El hombre de las cavernas ahora ha de debe de usar sus limitados recursos para sobrevivir, pero también para llenar sus horas de ocio. Sus recursos y tiempo libre son limitados, ha de saber cómo aprovecharlos mejor. Es por eso que alguien a quien le gusta ver películas, elegirá posiblemente ir al cine si puede y una vez allí, quizás elija ver Avengers: Infinity War porque las otras películas de Marvel le gustaron suficiente como para considerar que vale la pena repetir. Quizás hubiera disfrutado más viendo Un lugar tranquilo, pero no se planteó esa opción.
Está claro que cada uno tiene una forma de ser y siempre habrá gente más atrevida o más abierta a nuevas experiencias que otras, pero aquí os hablo de una tendencia general, con la que las compañías deben lidiar. Y volviendo a Nintendo, la compañía nipona sabe de esto. No sé si se manejan en términos similares a los míos, pero lo que está claro es que entienden que el usuario medio pide revivir experiencias pasadas y que por tanto renegará de las nuevas entregas de su saga favorita si esta no respeta su legado, pero también saben que si simplemente les dan lo mismo sucumbirá igualmente al rechazo. Se trata de inventar sin dejar de ser lo que eres, reinventarse o morir.
Así por ejemplo, cuando la chavalada que jugó con diez años al primer The Legend of Zelda había crecido, sabían que no solo les tenían que dar una secuela con mejores gráficos, no al menos si querían triunfar. Las mecánicas debían adaptarse al entorno 3D, pero sin perder la esencia de la aventura y la exploración. Pero tampoco era eso solo ¿verdad? Los primeros zeldas tenían muy poca historia y cuando esta estaba era más una excusa que una motivación o un interés para el jugador. Ocarina of Time cambió eso, Hyrule pasó a ser un lugar con historia, costumbres, personajes por los que interesarse, gente a la que salvar, por quienes luchar. El jugador había crecido y la saga debía hacerlo con él. No en vano uno de los principales giros argumentales del título (sobre los que pivotaba una de las mecánicas) era que el protagonista a su vez pasaba de niño a adulto.
Ahora bien, la saga de Zelda ha dado varios vuelcos a través de su trayectoria, a todos los niveles posibles. Algunos para bien, otros para mal, pero ahí sigue al pie del cañón, como las ventas de Breath of the Wild atestiguan, pero aplicar esta misma lógica a Pokémon parece peliagudo.
Durante años, obviando las centenas de spin-offs, cada nuevo Pokémon se podía resumir en:
- Un pequeño salto gráfico.
- Más monstruos (paradójicamente, muchas veces criticados por “no estar tan inspirados como los originales” o por ser “una copia de monstruos ya vistos”).
- Un par de mecánicas nuevas añadidas, sin modificar en todo caso la base jugable.
Y ya está. El problema aquí es que estos juegos se han mantenido demasiado similares a lo ya visto y aunque la saga se asegura siempre un número mínimo de ventas aunque sea ya solo por su nombre, resultaba relativamente difícil captar nuevos jugadores sin perder a los veteranos. Desde el punto de vista de una compañía, esto es terrible, pues significa que tarde o temprano una entrega tendrá mala crítica, será repudiada por la comunidad y/o simplemente no calará entre los jugadores.
Y así parece haber sucedido, siendo UltraSol y UltraLuna una especie de aviso, un toque de atención. “Poneos las pilas”, era el mensaje (sí, vendieron millones, pero manejando cifras muy por debajo de lo acostumbrado en la saga). Pero, ¿cómo evolucionar la saga sin perderla por el camino? Pokémon no es Zelda, sus mecánicas fundamentales no pueden ser alteradas sin cambiar su esencia, pero manteniendo las mismas no podemos cambiar. ¿Cómo recuperar a nostálgicos que dejaron de jugar? ¿Y cómo mantener a quienes juegan al competitivo? ¿Cómo atraer a quienes se ven abrumados por las complejas mecánicas que la saga ha ido acumulando durante años sin tener que enterrarlos bajo un tutorial interminable? ¿Y cómo volver a encandilar a los pequeños, para quienes Pokémon puede sonar a algo del pasado? ¿Y cómo lograrlo todo a la vez?
La clave estaba en mirar a quien sí había cosechado un éxito solo comparable con la primera generación de Pokémon… el Pokémon Go de Niantic, un verdadero fenómeno de masas. A mi parecer, esta es la intención de Nintento con Let’s Go, atraer a cuantos más jugadores de los que se dejaron atrapar por la fiebre del Go mejor, mediante un juego simplificado y asequible para todos, que se basará en la primera generación pero vista de una forma novedosa. Los únicos jugadores que perdería GameFreak en el proceso son los que han seguido siempre de cerca la saga y quieren otro juego más que siga el mismo molde, ya sea para poder jugar competitivo pero con un nuevo metagame o bien por que no desean más que unas cuantas mejoras que no cambien lo principal del juego que ya les gusta.
Tranquilos, no sois pocos y Nintendo no es tonta. Es por ello que rápidamente anunciaron que para el año que viene tendríamos la octava generación para Switch y que vendría en un juego más tradicional que Let’s Go. En suma, hay pokémons para todos, si este no te gusta, estate tranquilo porque seguramente sea porque nunca estuvo destinado a ti.
#NotMyPokemon Es cierto, no es tuyo.
#NotMyStarWars Para Luke han pasado años, ha tenido tiempo de cambiar. Deja de molestar al pobre señor mayor ahí, está feo.
#NotMyBattlefield Es cierto, no es tuyo, es de todas y todos.
#NotMyGodOfWar Kratos está cansado de matar porque sí. Tiene un hijo, es normal que tenga la cabeza en otras cosas. Su autor ha madurado y eso se ha de reflejar en su obra de alguna forma.
En suma, si tu compañía de cabecera saca una nueva entrega de aquel universo de ficción que te gusta y por alguna de aquellas dicha entrega no te interesa, no te sientas ofendido, no pasa nada. Siempre vas a poder jugar/visionar/disfrutar sus anteriores iteraciones, las que sí te gustaban. Como jugador de wargames y rol sé de lo que hablo. Es muy habitual escuchar de gente que se queja sobre la nueva edición de su juego favorito (el último caso lo tenemos con X-wing, el juego de miniaturas), pero resulta un tanto absurdo si uno se para a pensar que pueden perfectamente jugar a la versión que más se adapte a sus gustos, pues el material antiguo no va a caducar misteriosamente.
Por mi parte, no creo que me lo compre (a priori), pero le auguro buenas ventas y quedo a la espera de ver que nos depara la compañía para más adelante.
EDIT: Según las últimas informaciones, al parecer la parte de la noticia que decía que el juego no dispondría de modo online era fruto de un error de traducción, por lo que al parecer sí estará disponible dicho modo (Serebii).
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