La última idea de Fisher-Price para convencer a los padres de que gasten dinero en sus hijos pequeños se llama iPad Apptivity Seat. Como podéis ver se trata de la típica sillita para tener al niño controlado, pero su novedad radica en un brazo articulado con un espejo de 7 pulgadas, que puede ser retirado para poner en su lugar un iPad. La idea es que el niño pueda jugar con el cacharro en una posición cómoda y sin peligro (o casi) de romperlo. Tampoco es que me parezca una maravilla porque los niños de esa edad se entretienen igual con juguetes mucho más sencillos, pero bueno, entiendo la idea. Sin embargo, mucha gente ha protestado por la simple existencia de este aparato, por ejemplo en la sección de reviews de Amazon, que se ha llenado de ira al respecto.
Aunque desde Fisher-Price han dicho que la idea es que tenga un uso responsable, en el que los padres limiten a unos 15 minutos seguidos el tiempo que un niño tan pequeño debería estar con un iPad sin hacer un parón, no ha dejado satisfecho a muchos individuos, que consideran que la sillita anima a los padres a dejar ahí al niño horas y horas solo y desamparado ante una diabólica creación de la tecnología.
Al final todo aparato mal usado es poco recomendable, y no me parece que la idea sea tan terrible como para que se critique al invento como si fuese una máquina para lavar cerebros. Parece que la sociedad se ha acomodado a que todo lo que le dan para sus hijos tenga que requerir la mínima atención de los padres, y para mí ahí está el verdadero problema, que la responsabilidad de los padres no se presuponga, cuando es lo mínimo exigible. Aparte en vez del iPad o del espejo también se pueden colgar juguetes, pero bueno, el caso siempre es protestar.
A todo esto, la silla (también conocida como diabólica máquina para lavar cerebros de inocentes criaturitas) cuesta 75 dólares.
Vía: OhGizmo!