20 experiencias videojueguiles que nunca volverán
Últimamente estoy un poco nostálgico, y esta entrada no va a ser una excepción. Prometo que en próximos artículos abarcaré otros temas que no se basen sólo en tocar la fibra tan sensible del videojugador, pero hoy no es el día.
Recordando experiencias pasadas, me he dado cuenta de que muchos problemas y situaciones que sufrí en mi niñez ya no existen o no se han repetido.
Por ello, os presento un recopilatorio de veinte experiencias videojueguiles que han pasado a mejor vida y que dudo que algún día podamos volver a vivir o repetir (eso que se pierden la generación actual y las siguientes).
- Exprimir un videojuego al 300%, completándolo de todas las formas posibles y sin guías ni similares, intentando encontrar bugs o glitches, rejugarlo años después, etcétera, hasta el día en que deje de funcionar por desgaste.
- Hacer construcciones de varios pisos, como la conocida “Tower of SEGA“, a base de mejoras que se van lanzando en las videoconsolas en forma de aparatos nuevos.
- La rivalidad y discusiones entre Sonic o Mario y Nintendo o SEGA.
- O la rivalidad entre mismos videojuegos entre diferentes plataformas pero que tenían pequeños cambios (véase la sangre en el Mortal Kombat y no si uno va a 60 FPS y el otro a 59).
- Destrozarte las yemas de los dedos a causa de las crucetas con puntas asesinas después de horas de vicio intensivo.
- Las obras maestras sonoras de 8 bits que te ponían (y ponen) la piel de gallina.
- Tener un cajón entero con pilas AA para las portátiles y dejarte media paga en recambios.
- Las videoconsolas translúcidas, en especial las de Nintendo.
- Controles que se conectan a la videoconsola a través de un cable, los líos que sufrían éstos y el miedo que te recorría por el cuerpo si quedaba muy tirante o alguien pasaba por encima.
- Dejar la videoconsola en pausa durante toda la noche y retomar la partida al día siguiente, informando a todos los familiares de la situación para que no la apagaran y rezar para que no se fuera la luz.
- Utilizar las contraseñas como método de guardado para continuar las partidas.
- Guardar una partida y, al retomarla, aparecer en un punto totalmente diferente, en otro momento de la historia y con objetos que no tienen nada que ver o incluso perder la partida (va por ti, The Legend of Zelda de NES).
- Los videojuegos en los que sólo disponías de una vida o un continuar para completarlo, teniendo que repetir miles de veces las mismas pantallas hasta que te las conocías de memoria.
- Entrar al bar del pueblo a comprar tabaco para tu padre (por ejemplo) y ver la máquina arcade de turno, dejarte la paga y llegar 3 horas después a tu casa.
- Los cartuchos especiales de videojuegos especiales, que indicaban que era, en principio, un señor juego; esos Zelda dorados o el Killer Instinct en negro.
- Los cartuchos de 100.000 en 1, que realmente eran el mismo videojuego malo repetido 99.999 veces.
- Soplar el cartucho y los golpecitos al televisor cuando alguno de estos dos no funcionaban correctamente.
- Llamar a los teléfonos de asistencia en busca de ayuda para completar un videojuego o que te dijeran si existían trucos.
- O si eras más friki, comprarte el típico cartucho de Game Genie para trastear tu mismo con los trucos.
- Las traducciones patéticas de videojuegos, en especial del japonés al inglés.
Y a vosotros, ¿qué experiencias videojueguiles del pasado os vienen a la cabeza y creéis que nunca volverán?
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