¡A conducir en Megadrive!
El hype y la actualidad misma de la industria videojueguil hacen que cada vez más nos preocupemos por temas bastante más triviales que la diversión pura que debiera ofrecernos un buen juego. Así, podemos encontrar discusiones varias con respecto a los gráficos, la jugabilidad “realista”, la física del juego y otras tantas cuestiones, sin primar en la puja lo que realmente debería importar de un videojuego: que divierta antes que todo. Y si de esto hablamos, el género deportivo (y no tanto) de conducción, ya sea de coches, motos u otros bólidos, es uno de los más duramente criticados en el sector. Esto se debe, en gran parte, al canon establecido hace ya mucho tiempo (que no a todo el mundo le parecerá el correcto) de lo que un juego de conducción debe ofrecer: la saga Gran Turismo. Es por ello que, a la salida de cada nuevo juego de este género, aparecen diversas discusiones que distan bastante de determinar las horas de diversión que nos pueden proporcionar: que el nuevo Forza Motorsports no trae los Porsche dentro del catálogo de coches (prescindible, pero bueno); que si el nuevo Need For Speed va a mandar por tierra las carreras ilegales y el “tuning” de los coches, para ofrecer una experiencia más centrada en la carrera profesional; que si el Need For Speed World es una castaña llena de capullos que priman el dinero para los DLC antes que la conducción depurada… En fin. Pero aquí, en Pixfans, nos preocupamos por el lector que sufra de este tipo de problemitas de la actualidad, y le damos un consejo más que útil: desconecte por un momento esa PS3 o la XBOX 360, suelte por un instante ese teclado gastado, y vaya a buscar esa máquina de antaño que está empolvándose en el rincón de la habitación. Especialmente en el género de la conducción, se pueden encontrar grandes juegos, realmente divertidos, lejos de los motores gráficos actuales, del hype desproporcionado, de las físicas “realistas” y demás bastiones tras los que se esconden las desarrolladoras contemporáneas. Desde aquí, le recomendamos una serie de juegos de nuestra querida Megadrive, para deleite y disfrute de las carreras de antaño.
Virtua Racing
Vamos a ponernos en época. En el año 1992, la división de Sega encargada del desarrollo de juegos para máquinas recreativas (AM2, que estuviera originalmente dirigida por el genio Yu Suzuki) desarrollaba aún más la idea de crear juegos completamente poligonales, que ya se viera en el género de la conducción de la mano de Hard Driving (1989). El resultado fue Virtua Racing, de los pocos juegos de época que tuvieron la capacidad de mostrar gráficos completamente en polígonos, y aunque no estuviera depurado del todo, gozó de un gran éxito. Otra de las características novedosas que este juego nos entregaba era la posibilidad de adoptar distintos modos de “vista”, ya fuera desde dentro de la cabina o desde una vista cenital por fuera del coche, completando un apartado de 4 vistas distintas, algo sumamente nuevo para la época (y que después se vería en juegos como Daytona USA). Además, fue uno de los primeros en otorgar a los jugadores la posibilidad de jugar la misma carrera en simultáneo con un total de hasta 8 corredores. Todo un lujo.
El hecho relevante de este juego de Megadrive, es que la misma consola no tenía la potencia suficiente para mover el apartado gráfico que se mostraba en el original de la recreativa. Pero Sega exprimió aún más las capacidades de la máquina, y agregando un nuevo chip al cartucho (el famoso SVP), fue capaz de hacer que el juego funcionara con gráficos poligonales en Megadrive. Un hecho de gran importancia, si consideramos que las consolas de esa época devoraban gran cantidad del recurso en los gráficos que se mostraban en pantalla. Si bien el juego no gozaba de las mismas características que se nos ofrecían en la recreativa (menor cantidad de recorridos, menor cantidad de coches y menor calidad de polígonos), el hecho de que Megadrive fuera capaz de mover 700 polígonos, aún con la ausencia de buenas texturas y un frame rate no muy convincente, conmovió en gran parte a la industria, al demostrar que las 16 bits eran capaces de proporcionar experiencias similares a las que nos ofrecían las recreativas. Además fue un importante desarrollo para lo que después se vería en Sega Saturn, aunque eso es otro cantar.
Aquí un video del juego moviéndose en Megadrive:
A pesar de las acotadas opciones y de tirarse más a la conducción arcade, Virtua Racing demostró que le quedaba larga vida a la Megadrive, con hardware suficiente para mover polígonos y todo.
Outrun
Otra de las excelentes demostraciones técnicas de Megadrive. Ya en 1986 Yu Suzuki nos entregaba un juego diferente para recreativas: la posibilidad de “simular” el manejo de un Ferrari Testarrosa, acompañados de la rubia despampanante de turno (lo que hace la imaginación) y teniendo que cumplir el circuito en etapas contrarreloj, por diferentes lugares de Estados Unidos. La introducción de una técnica novedosa para que el juego diera la sensación de “carrera” (llamada bi-linear paralax scrolling) hacía que el juego tuviera unos detalles bastante convincentes y una ambientación de lo más impresionantes. El juego fue un éxito, y su traslado a consolas no tardó en llegar. En la versión de Megadrive, se coartaba el scaling que si poseía el juego de recreativa, pero no por ello mermaba la calidad del mismo. Una experiencia poco común en el mundo de los videojuegos, y completamente recomendable para los amantes de la velocidad. A continuación, un video como muestra:
Micro Machines
Hay que tener en cuenta, antes de hablar del videojuego, los orígenes de estos singulares cochecitos. Micro Machines es una línea de juguetes perteneciente a Hasbro, aunque fuera idea original de la empresa Galoob. Se caracteriza por presentar modelos de distintos vehículos a pequeña escala, no más de cuatro centímetros de largo por vehículo. Representa distintos medios de transporte, tales como coches y aviones, desde los antiguos hasta los más modernos. Además, hay que reseñar que esta línea de juguetes fue competencia directa de otra serie muy exitosa, Hot Wheels, de Mattel: aunque cabe aclarar que nunca alcanzó las cotas de éxito de su competidora. Así las cosas, en el año 1991 una incipiente Codemasters lanzaba la versión digital de estos excelentes juguetes, bajo el mismo nombre que el de la franquicia. En el año 1993 se sucederían distintas reversiones, entre ellas la que nos ocupa, la de Megadrive. El juego consiste en diferentes carreras de estilo arcade, manejando distintos vehículos (autos variados y hasta lanchas) en escenarios poco usuales, pero que se corresponden con el tamaño de los juguetes: una bañera, la mesa de desayuno, una mesa de billar, entre otras. La dificultad era creciente, lo suficiente como para suponer un nuevo reto el terminar primero en cada una de las carreras. Los distintos tipos de vehículos requieren una conducción, a pesar de ser parecida en todos, complicada a la hora de esquivar los distintos obstáculos que se nos plantean en la carrera, como esquivar una pared de burbujas o evitar caer por el borde de la mesa. Gran número de circuitos, ambientados con gran mimo al detalle; carreras de hasta cuatro vehículos; horas y horas de diversión y la posibilidad de jugar esas mismas carreras con amigos en 1vs.1, hicieron de Micro Machines una visita obligada para los amantes de la velocidad arcade y de las rarezas jugables. A continuación, rememoramos algunos de sus niveles:
Rock & Roll Racing
En la misma línea que Micro Machines se ubica este juego, en la conducción arcade. Fue publicado por la empresa Silicon & Synapse, tanto para la Megadrive como para SNES. Una curiosidad al respecto: esta misma empresa, con el tiempo, sería conocida como Blizzard Entertainment. Así es: la misma de Warcraft y Starcraft, casi nada. Originalmente, R&RR fue concebido para ser una continuación del juego de SNES RPM Racing, pero por razones que explicaremos, se le cambió el nombre y constituyó una nueva franquicia.
El juego nos plantea carreras de 4 coches, dos de los cuales pueden ser controlados por jugadores, en vista isométrica y con especial énfasis en ganar la carrera por medio de la “fuerza bruta”. De esta manera, al mismo tiempo que corremos por las pistas, debemos hacer que nuestros contrincantes choquen, toquen las trampas del escenario o sean destruidos por el poder de nuestras armas. De esta manera, se introduce un factor mucho más atractivo para juegos de este tipo: se pueden modificar las distintas piezas que componen el vehículo, para mejorar la potencia y la velocidad, o bien para aumentar el poder de fuego y la munición. También podemos encontrar diferentes power-ups en la carrera, para aumentar la “salud” del bólido o para obtener beneficios de velocidad o munición. En este último aspecto, el dinero es primordial para mejorar el vehículo, necesario para los niveles más avanzados, y ganar una carrera supone la suma de puntos de clasificación que destraban otros campeonatos y competiciones.
Claro que lo que más será recordado en este juego es su excelente apartado sonoro. Primero, por poseer un comentarista para la carrera (toda una rareza en Megadrive) que va lanzando frases en el transcurso de la misma; hay algunas simplemente geniales, como aquella que dice al comienzo de la carrera: “¡Let the Carnage Begin!”. La otra característica sobresaliente, es la utilización de temas originales de conocidas bandas de hard rock y metal, lo que le da esa ambientación tan rockera y pegadiza. Black Sabbath, Deep Purple y Steppenwolf, entre otros, son los que prestan sus temas en versión “16bitera” para elevar la experiencia de juego aún más. El Rock n’ roll y los coches nunca se entendieron tan bien como en este juego. Altamente recomendado. Y para deleite del oído retro, la versión de “Paranoid”, de Black Sabbath, que acompaña a este juego:
Super Hang – On
Uno de motos, para los amantes de las dos ruedas. Super Hang – On es la secuela directa de Hang – On, y vio la luz en el año 1988 para la consola que nos ocupa. Este juego es otra de las geniales muestras de calidad de Yu Suzuki, casi al mismo nivel de su otra obra cumbre, Outrun. El juego nos ofrece dos modos distintos: uno de conducción arcade, en el que hay que completar distintos niveles de complejidad creciente, con ambientaciones principalmente basadas en África, América y Europa. En el otro modo, el de historia, vamos desarrollando nuestra moto mediante el agregado de nuevas partes, las mejora del motor y la elección de un nuevo mecánico, fundamental para mejorar la moto en las carreras más difíciles. Hay que tener en cuenta distintas características a la hora de mejorar la motocicleta, así como disponer de dinero suficiente para contratar un mecánico calificado para la manutención de las mismas. Podemos mejorar los frenos, el manejo, la velocidad y los neumáticos, entre otras características.
Si bien el juego no es todo el reto que cabría esperar de la conducción de una moto, se deja jugar muy bien y proporciona un buen número de horas de diversión, más si queremos sacarle el jugo a todas las mejoras que el juego nos propone o a batir nuestros propios tiempos, como todo juego de conducción que se precie de tal. El apartado gráfico es excelente, y lo vemos en movimiento en el siguiente video:
Test Drive: The Duel
Mucho antes de que EA Games nos invadiera con sus Need For Speed, una de las mejores incursiones en cuanto a carreras callejeras venía de la mano de la saga Test Drive, que ya suma más de diez juegos lanzados. El que comentamos ahora salió originalmente en 1989, y luego fue remasterizado para las distintas consolas contemporáneas. El juego nos propone distintas carreras en ruta, cuyo objetivo es alcanzar las estaciones de gasolina en el menor tiempo posible. A esto se le puede añadir otro competidor, al que debemos superar en cada etapa. No cargar combustible o no saber meter el cambio justo para evitar que el motor se rompa, supone la pérdida de una vida, y el juego nos entrega un máximo de cinco. Uno de los elementos que mejor definen este título, son las persecuciones policiales, ya que ser alcanzados por los polis supone perder el juego instantáneamente. También se nos da la posibilidad de manejar coches deportivos, hasta en un máximo de tres elegibles: un Porsche 959, una Ferrari F40 y un Lamborghini Diablo; lujo convertido en coche digital. El especial mimo puesto en la ambientación interior de los coches, el hecho de estar “infringiendo la ley” en cada carrera y la conducción depurada y casi realista, dotan a este título de una jugada obligada para los amantes de las carreras ilegales. Aquí, el juego en movimiento:
Super Mónaco GP
La Fórmula 1 es la cumbre de la conducción deportiva, el punto máximo al que un conductor profesional puede aspirar. Y si de Megadrive hablamos, este juego de F1 es el punto máximo en cuanto a la conducción se refiere. El juego se encuentra directamente inspirado en el arcade para recreativas Mónaco GP, lanzado por Sega, y este nuevo título supone una mejora sustancial de lo que se ofrecía en las máquinas de salón. 16 pistas diferentes, basadas en circuitos reales de la temporada 1989 del F1 real, como el gran premio de San Marino (aquel que se llevara la vida de Ayrton Senna, el múltiple campeón), el antiguo circuito callejero de Phoenix en Estados Unidos y el Silverstone inglés, entre otros. El juego también nos entrega corredores y empresas constructoras inspiradas en las reales, al no poseer las licencias oficiales de F1. Por ejemplo, la constructora Firenze se corresponde con Ferrari, mientras el conductor R. Cotman con el corredor real Nigel Mansell. En un inicio, al jugador se le da la oportunidad de correr con una escudería de bajo prestigio: ganando carreras y desafiando a los demás competidores, se puede ir ascendiendo en los diferentes equipos, hasta llegar a Firenze, el más prestigioso y el que tiene los mejores monoplazas. Una vez ganado el campeonato, completando todas las carreras del mismo, el juego nos otorga la posibilidad de defender nuestro título, aunque en un principio nos vemos retados por el conductor Ceará (el que representa a Senna), en una de las experiencias hardcore más difíciles (sino imposible) que nos ha otorgado la Megadrive. Defender el título exitosamente, supone ganar el juego.
Pistas con detalles de las reales del mundo de F1, excelentemente representadas; posibilidad de modificar el manejo y las partes del monoplaza; un extenso modo de campeonato y la posibilidad de competir contra un amigo en el segundo player, hacen de este juego el mejor de todos los que pertenecen al género de la conducción de Megadrive, avalado tanto por crítica como por los jugadores. Aquí les dejo un video del gameplay, para que rememoremos este excelente juego:
Y hasta aquí llegamos con la rememoración. Claro que el lector puede compartir sus impresiones sobre los juegos aquí recordados, o sugerir algún otro que haya quedado en el tintero. Y para el jugador actual, aquel que vive pendiente de las novedades que el género de la conducción le puede ofrecer, aquí va mi humilde consejo: vuelve a jugar los juegos de conducción retro, para darte cuenta de que lo importante, antes que cualquier otro aspecto, es divertirse. Y los de Megadrive, cumplen este objetivo sobradamente.
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